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sábado, 11 de junio de 2011

EL INFIERNO


No tengo tiempo, pero para "desengrasar" y despejarme un poco de los exámenes, he escrito esto. Lo que veaís que tiene fundamento y es serio es gracias a mi profesor de Escatología D. Vicente Sáez. Las "burradas" son de mi propia cosecha:

Recuerdo mi época de catequista de niños de Primera Comunión: Cuando había que tratar el tema del Infierno, lo hacía de tal manera, que en el proceso de explicación, lo “desnataba” tanto, que lo dejaba en un pequeño castigo que recibíamos por los pecados cometidos, pero con ayuda de la Misericordia de Dios, era completamente salvable.

Los estudios de Escatología me han ayudado a comprender la gravedad del asunto, y más que por el miedo que me da el verme allí (cosa que por otra parte es bastante probable. [ Ya firmaba yo por un rinconcito en el Purgatorio] ) ,más que por eso como digo, es por la responsabilidad que siento sobre mis espaldas al saber que a mí, como a todo cristiano, me corresponde la tarea de anunciar la Salvación de Cristo para todo el Mundo.

Es decir, para salvarse hay que conocer a Cristo, que es, el que a través de la Pasión Muerte y Resurrección consigue para el hombre el perdón de los pecados y la Vida Eterna. Cristo: Camino, Verdad y Vida , lo es para la Salvación del hombre, para su plenitud. Sólo a través de Él, con ayuda del Espíritu Santo y dentro de la Iglesia nos será posible la Salvación.

Y es que, lejos de lo que yo pensaba cuando quería pensar que no existía, no se trata de que el Infierno sea fruto de un Dios malo, orgulloso… ¡ no! el Infierno es fruto de una elección individual, personal, libre, voluntaria y en muchos casos consciente.( esto último es lo más grave para la Salvación)

Veamos cómo podemos llegar hasta el Infierno:

La persona está hecha para darse, para ser don, para relacionarse. Para que esa relación se dé, tiene que haber un “alter” , otro con el que dialogar, y para que el diálogo lo sea de verdad, debe darse la confianza.

Pues bien, el hombre es capaz de Dios, capaz de mantener una relación con Dios, basada en la confianza, y en el amor. La iniciativa siempre es suya ( de Dios) : desde el momento de la Creación, la Alianza con el Pueblo elegido, la Alianza de la Sangre del Hijo en la cruz…. siempre ha demostrado Dios el amor por su Pueblo, con una exigencia mínima: dar respuesta, no romper las Alianzas, no romper la relación, no romper la confianza.

Nosotros, “trozos de carne bautizá” ( a veces ni eso), tenemos la costumbre de romper con Él. Nos resulta mucho más fácil romper que ser fieles. Esa ruptura está provocada por el pecado: pecar es “mirarse el ombligo”, hacerse centro de la relación, olvidar al otro. Pecar es sentir que no necesitas de nadie que te salve.

Pecar es alejarse del Creador, del Origen de cada uno, del Amor que da vida a nuestros corazones, porque nuestros corazones salen de Él. Pecar es hacerse “no don”, nos hace muerte, infierno, egoísmo; nos hace portadores de “un virus” que afecta además no sólo a nosotros, sino a todos los que nos rodean. ¿Por qué? Porque el hombre es “La Clave” de la Creación. Cada hombre es una piedra fundamental de la construcción de le Creación. Si una piedra falla, inevitablemente el peso que soportaba aquella, recaerá sobre otras. Si son muchas las que fallan, los muros pueden derribarse.

El Infierno es según el Catecismo de la Iglesia Católica:  Estado de autoexclusión definitiva de la comunión de vida y amor con Dios y con los bienaventurados, consecuente con la muerte en pecado mortal y sin acogerse al amor misericordioso de Dios (CIC: 1033). Es un lugar y estado de eterna desdicha en que se hallan las almas de los réprobos.

Vemos cómo ya en la Sagrada Escritura se habla del Infierno: En el Antiguo Testamento, se hace una discriminación entre la suerte de los impíos y los justos tras la muerte Dan 12,2; Jdt. 16, 20; Is 66, 24; Sap. 4, 19; 3, 10; 6, 5. En el Nuevo Testamento , la realidad del Infierno está ya asumida:
-Jesús amenaza a los pecadores con la Gehena. Mt: 5, 29. Con la Gehena de fuego inextinguible: Mt: 5, 22. Mc 9, 42. Lc 13, 28. Castigo a la desobediencia y desconocimiento del evangelio: 2 Tes 1, 9. Suerte de los impíos: Ap. 21, 8.
- Los condenados se verán privados de la presencia de Dios: Mt 25, 12-41; 1 Cor 6, 9.

Bien… pues si sabiendo esto decidimos hacernos “infierno”, es lógico y normal que no podamos salvarnos. ¿Cómo vamos a participar de la vida de Dios , donde todo es don, si hemos elegido ser “egoísmo”? ¿Cómo pasar a formar parte de la Vida Eterna, si nos hemos convertido a nosotros mismos en “muerte”?

Para eso se nos ha dado la vida, para elegir ser vida, para elegir ser salvados, para responder a nuestro Origen que es Dios. Para eso se nos ha hecho libres, para eso se nos ha dado la Palabra, la Iglesia y su Sacramento de la Reconciliación, para eso se nos ha dado la Eucaristía, el acompañamiento espiritual…..

No son pocas las armas que tenemos. Cierto es que el camino no es fácil, que es mucho más fácil tumbarse “ a la bartola”, que mantenerse en pie y caminando por los complicados caminos de la vida…. Invoquemos al Espíritu Santo. Tengamos en cuenta a María que nos acompaña en el caminar.

Imaginando el infierno, ( debe ser algo horroroso) , veía que aquello, si es el lugar o estado donde van a parar todos aquellos que han decidido hacerse “ no personas”, “no don”, la violencia, el deseo de posesión y la frustración deben inundarlo todo. Si en ese lugar están todas las personas que no quieren darse, entonces sólo debe existir lugar para el egoísmo. Con esta imagen me imaginaba que en muchas ocasiones, ¡qué poco se diferencia el Infierno con nuestro Mundo!. No hay más que echar un vistazo al Telediario.

¿Qué queréis que os diga? Yo paso!!! . Me va a costar mucho, pero tengo decidido no soltarme de la mano de la Virgen para conseguir ser fiel a Dios. Sé que la relación va a romperse y siempre por mi culpa, pero… habrá que levantarse. He decidido confesarme todas las semanas, hacer examen de conciencia todos los días, rezar el Rosario, (cuando se reza asiduamente, son muchos los frutos que se consiguen. Yo pensaba que era un “rollazo”), y procurar ser “don”, procurar mirarme , no por disfrutarme a mí mismo, sino para ver en qué he dejado de darme, en qué se me ha desfigurado la imagen que suya , puso Dios en mí.

Ahhh y ¡otra cosa! Vosotros, todos, los que conocéis a Jesús, no os canséis de darlo a conocer. Por él viene la Salvación para los hombres, pero si los hombres no le conocen ¿cómo se salvarán? .y además… ¿qué va a pasar contigo que, teniendo oportunidad de predicarlo, lo has negado? ¿Pagará aquel la deuda? ¿ O caerá sobre ti aquella pena del que no se ha salvado porque nadie (tú) le ha hablado de la Salvación que le consiguió Cristo en la cruz?.

Sin agobios… vamos a dar pasitos. De momento no está mal que mañana recibamos el Espíritu Santo en este Pentecostés que se repite cada vez que la comunidad se reúne.

Estaría bien que lo recibiéramos, siendo “don”, en paz con Dios… vamos … lo que quiero decir es que, si te parece bien, busques un cura y te confieses.

Un abrazo!!!.

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