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viernes, 28 de enero de 2011
COSAS QUE PASAN DESAPERCIBIDAS
No diré ni el contenido ni la persona con la que hoy he mantenido una conversación que me ha hecho reflexionar sobre el modo de actuar que tenemos en determinadas situaciones, pero sí quiero compartir las conclusiones a las que he llegado hasta el momento ( digo hasta el momento, porque con lo "manías" que soy, seguramente esté dándole vueltas varios días).
He descubierto hoy que cada persona que Dios pone en nuestro camino es un regalo, que cada palabra que sale de esa persona que busca hacernos crecer es una pequeña joyita. Que cada intento por enseñar no es fruto de querer demostrar lo que sabe, sino lo que quiere que sepamos.
He redescubierto que hay personas que se preocupan por otras aunque no sean su familia, que les duele de verdad nuestra indiferencia, nuestro pasotismo...
He vuelto a sentir que a veces somos muy egoistas y desagradecidos y que si estuviesemos atentos en cada momento, creceriamos mucho más rapido.
He pedido perdón por la parte que me toca (que no es poca). Ahora le pido al Señor luz para darme cuenta de estas cosas, para estar atento a la cantidad de veces que no estoy atento.
a esa persona, gracias de corazón, hoy he crecido un poquito más.
miércoles, 12 de enero de 2011
ADMISION A SAGRADAS ORDENES
Ha pasado la Navidad y casi sin darme cuenta me encuentro con que dentro de unos días seré admitido a las Ordenes Sagradas por el Obispo de mi Diócesis de Albacete, Monseñor Ciriaco Benavente Mateos.
Señor, han pasado casi cuatro años desde que me atreví a contestarte, desde que entre lagrimas e ilusiones , me despedí de mi madre, la cual se hacía la fuerte por no causarme más dolor.
Hace muchos más años que empezaste a llamarme , me llamaste en Asis y en Roma, me llamaste en la Parroquia de Santo Domingo, entre los niños de primera comunión, me llamaste en Escolapios, en Hinnení , en las procesiones de Semana Santa… me llamabas todo el día, pero eras especialmente insistente por las noches. Me ilusionaba y lloraba, me entristecía y lloraba. Me hacía el valiente y decía: ¡Sí!, me acobardaba y decía: no puedo. Pensaba en la vida que querías para mí y me recreaba dando vueltas en la cama, imaginando la felicidad que viviría; encendía la luz de mi dormitorio y mis cosas me decían: no te vayas, no nos dejes… Miraba las fotos de mis amigos: ya no podría estar con ellos cuando quisiera, pensaba en mi madre: ya no podría comer con ella todos los días… Pensaba en mi empresa, en mis puestos “oficiales”, en mi dinero… Había tantos motivos para decirte que no…
Pero cuando me ponía delante de ti, en el Sagrario, me avergonzaba , porque no era capaz de responderte. Era un cobarde atado a una inventada vida , a una vida que le obligaba a ser lo normal, lo que todo el mundo es, lo que todo el mundo espera que seas.
Gracias Señor, porque me lo has puesto muy fácil. No he tenido que dejar nada, y si algo perdí en el camino, me lo has devuelto multiplicado. Gracias por la comprensión y paciencia de mi Obispo, también de mis rectores y formadores.
Gracias por haberte fijado en mí, a pesar de lo frágil que soy, de lo mucho que peco, del orgullo que me impide ver en ocasiones que si no estás Tú, no puedo nada.
Es tiempo de darte gracias por todo lo que he recibido sin merecerlo:
Gracias por mis hermanos del seminario: Por los de Albacete: Pedri, Juan, Fernando, José Manuel, Luis Alfredo y Antonio. Por los de Alicante: Mikele, Pedro, Paquito, Juanvi, Miguel, Mikel, Marcos, José Manuel, Miguel, Juan, Vicente, Walter, Visent, Masin, Abel, Santiago y Rubén.
Gracias por tantos sacerdotes que has puesto en mi camino y que me han ayudado a llegar a este momento de mi vida: Helio y D. Jaime. D. Julián y todos sus hermanos del Opus Dei, que me han abierto las puertas de su casa desde el principio. Otros tantos como D. José, el Padre Alberto, D. Pedro Ortuño, D. Pedro Luis Vives, D. José Antonio, D. Luis Marín, el recién llegado Padre Diego, el Padre Fabián, D. Fernando Parra (D.E.P) . Los P.P.Escolapios: Carles Such, Andrés García y Andrés Sánchez, Teodoro del Vall, Vicente Reig , Javier Brines, Javier Olaso , Marcelo Alas (D.E.P), Javier Alonso, Ernesto Camps, Urbano Zaera, Manuel Antequera, Francisco Montesinos, Manel Camp, Jesus Fuster, Vicente Ballester, Francisco Molina.
Otros diocesanos como D. Antonio Vivo, D. Francisco Conesa, D. Vicente López, D. Vicente Sáez, Mi querido Rafael Navarro (D.E.P), D. Antonio Cantador, D. Ricardo Juan, D. Domingo Martínez, D. Fernando Rodríguez, D. Jesus García, D. Javier Avilés, D. José María Melero, D. José Alberto Garijo, D. Damián Picornell, D. Pascual Guerrero, D. Paco Callejas, D. Jesús García. El Padre Marino y todos los Paúles que han pasado en los últimos años por la Parroquia de Santo Domingo de Albacete. D. José Antonio de la Parroquia de la Purísima, o Cesar Tomás de la Parroquia de San José… Manolico y Bascu,Estanis y tantos otros que ahora mismo no me vienen a la cabeza, pero sin los cuales no sería lo que soy.
Entre estos nombres destaca el de Vicente Contreras que es desde hace años lo que los seminaristas llamamos “mi cura”. Si algún día el Señor me bendice con el sacerdocio, será en gran medida, gracias a la paciencia y generosidad de Vicente, que ha sido en las manos de Dios, un instrumento imprescindible en este camino vocacional que estoy viviendo.
Mi familia ha sido el mayor regalo que he podido recibir: mis abuelos Pascual y María, Manuel , María y Francisca. Mi padre, José, mi madre, María. Mis hermanos, Paco, Montse y Javier, mis sobrinos Paquito, Hugo, Montse, Javier y José Joaquín, mis tíos, mis primos, mis amigos…. Tanta gente que me ha acompañado en el camino … muchos de ellos ya están contigo en el cielo.
En el retiro que esta misma tarde nos daba el P. Alberto, nos invitaba a recordar, a revivir esa llamada del Señor, a refrescar la memoria y sacar a la luz a todas aquellas personas y situaciones que han sido “estrellas de Belén” para nosotros. Eso estoy haciendo…
Ahora me toca seguir preguntándome sin quitar la mirada de tus ojos. Toca seguir andando. El sábado a las 19.00 horas, en la Parroquia de Santa María de Villarrobledo, daré otro pasito cogido de tu mano. Junto a mí y ante ti, estarán Fernando y Juan, andando el mismo camino. ¡No nos dejes nunca Señor!. Que nuestro caminar tenga siempre como objetivo el encontrarnos contigo y que mientras andamos, sepamos llevar con nosotros a millones de amigos ante ti.
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